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lunes, 15 de septiembre de 2014

Київський національний університет імені Тараса Шевченка
Universidad Nacional Taras Shevchenko de Kiev
Lilan Wakan, Libro III de la leyenda de Jhuno
EPÍLOGO: Kiev
Cuando llegaron al filtro, existente en todo aeropuerto internacional, para aquellas personas extranjeras que por cualquier motivo desean entrar en un país que no es el suyo, William y Savannah, comenzaron, por separado, la parafernalia de dar respuesta a todas y a cada una de las preguntas que le iban formulando los agentes policiales encargados del filtro.
Como si de un guión se tratara, y casi sin esperar a la respuesta, iban formulando las preguntas, a las que uno u otro, atropelladamente al principio, y más tranquilos después, iban dando respuesta puntualmente.
Los pasaportes aún no estaban sellados, y por tanto no podían entrar en el país. Algo pasaba, ellos se miraban, como preguntándose el qué, pero no tenían respuesta. En unos instantes posteriores, se acercó una agente de policía de Ucrania, que muy amablemente y en un inglés casi correcto, les indico que la siguieran. Antes la agente había recogido los pasaportes de William y Savannah y se los llevaba consigo.
—Síganme, por favor.
La agente, que caminaba delante de ellos, era de una belleza espectacular, y se podía decir que estaba muy bien formada, y aunque a juicio de William no llegaba a la belleza de Savannah, no pudo dejar de mirarle las piernas que asomaban por entre aquella raja de la falda tubo, larga en exceso, y directamente los movimientos de sus glúteos al andar, que aún los hacía más sensuales los largos tacones de los zapatos, que presumiblemente no eran del uniforme.
William recibió un codazo, en el costado izquierdo, procedente de Savannah, que lo miro como diciéndole: ¿Es que le estás mirando el culo? 

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