WIYOHPEYATA WAZIYATA
Libro IV de la Leyenda de Jhuno
Capítulo III: La costa noroeste
Desde el comienzo de su
navegación por aguas del Pacífico, las que eran conocidas por grandes aguas,
aunque Jhuno supiera, que eran las grandes aguas del oeste, pues había
otras en el este, en su mundo, de donde él provenía, su embarcación, propulsada
por el remo que le habían proporcionado, estaba un tanto al embate de las olas
y de las corrientes de aquellas zonas por las que avanzaba. Sin embargo, desde
el aquel momento, pudo hacer acopio de alimentos, que trasportaba en la
barcaza, sin necesidad de tener que soportar el peso sobre sus espaldas. Claro
que tenía que remar, pero siempre era mejor eso que caminar, subir y bajar
pendientes, encontrar vados para atravesar ríos, descender por barrancos, a lo
cual estaba acostumbrado en su tierra natal.
Iba navegando y, de vez en cuando,
recalando en las riberas, donde descansaba de remar, cada noche, y a veces
haciendo un alto en el camino descansaba más de un día o dos, y otros, los
ocupaba en realizar el wasnâ, con la carne del animal que hubiera cazado
y las bayas que recogía en los bosques próximos a la playa. Al tener que secar
la carne al aire y al sol, antes de machacarla con las bayas, aprovechaba para
reparar sus enseres y descansar.
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