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lunes, 3 de septiembre de 2018


Bachata
PRÓLOGO: La duda
¿Qué estaba haciendo ella allí? Sí, sabía a lo que había venido, pero ahora dudaba del porqué lo había hecho. Todo aquello se había llevado a extremos insospechados. Al principio no era más que un juego, pero ahora la cosa iba por derroteros insospechados. ¿Debería hacer lo que había venido a hacer?

Ella se debatía entre hacerlo o no hacerlo consentir o no consentir. No es que le diera vergüenza, en este punto de la historia, eso ya, no tenía sentido. Tampoco era la primera vez que se encontraba en aquella tienda especializada. No, no era vergüenza lo que sentía, no se trataba de eso, era algo mucho más profundo.

Desde el principio había consentido pequeñas cosas, que luego fueron in crescendo, pero la ceguera de su razón, causada por su adicción la había ido llevando paso a paso a esta situación. Si lo hacía, si consentía en que se lo hicieran, jamás volvería a ser la misma, algo de ella se perdería para siempre.

Mucho estaba reflexionando sobre el tema, mientras le hablaban, pero aquellas palabras no llegaban a su mente, pese a ser escuchadas por sus oídos, ¡tan absorta estaba en sus pensamientos! Todavía recordaba aquellas cosas que le habían explicado sobre aquel mundo extraño ... ¿Cómo era el nombre? ¿Gor?, Sí, era Gor, la contra tierra, aquella serie de libros donde todo hombre anhelaba tener una esclava.

Pero ella no era de aquel planeta fantástico, donde se vivía en un ambiente semejante a las épocas de la edad media o renacentista de nuestra historia. No, ella vivía en el siglo XXI, en un país occidental... ¿Cómo había llegado a esto?

Todo se desmoronaba en su interior, tenía que hacerlo, debía de hacerlo, pero ¿Cuándo?, ¿dónde?, y ¿por qué se había creado esa obligación para con él? ¿Cuándo se había apoderado de su alma, de su voluntad? ¿O acaso había sido ella quien se la había entregado voluntariamente?

Nunca le dijo exactamente lo que quería de ella, ni ella siquiera llego a sospecharlo al principio, pero con las peticiones de aquel y su consentimiento a todas ellas, ella, se iba convirtiendo en algo que, llegado este punto, no sabía, si lo deseaba o le daba miedo.

Había hecho muchas cosas por él, muchas locuras, se había abandonado a su voluntad, porque tenía un arma contra ella, que ella no podía resistirse nunca, el sexo, la había hecho adicta al sexo. Pero una cosa era ser su novia, una novia complaciente, ser su sumisa, tampoco el importo desde el principio, todo iba despacio, poco a poco, sin darse cuenta. Pero ahora le pedía algo más, ser su kajira, por eso estaba allí, en aquella tienda especializada.

Su mente comenzó a pensar en cómo había sucedido todo aquello que ahora le había llevado hasta allí, a tomar una decisión tan importante para su vida. Todo había comenzado mucho tiempo antes. La culpa de todo, la tuvo un baile, de nombre: bachata.

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