Imagen de una familia faenando el campo en las Bardulias
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
CAPITULO
I: Las Bardulias
¡Hacia el norte, siempre hacia el norte!, allí estaba el
destino de Harek, no quería volver la vista atrás, al lugar donde había tenido
uno de los mayores enfrentamientos entre cristianos y musulmanes en la
Península Ibérica. El mismo había participado en aquella batalla que, si bien
se ganó, a punto estuvo de haber sido, al contrario. En ella lucho Harek, con
un arma que no dominaba, ni dominaría en su vida, la espada. Él era puramente
arquero, uno de los mejores arqueros de la cristiandad, sino el mejor, aunque
en su fuero interno, siempre supo que era algo inferior, con el arco que, su
hermano Jhuno, del que se acordaba de vez en cuando. Halima le acompañaba, a la
que nunca pidió nada, respetándola como si de su propia hermana se tratase.
Desde la zona que hoy conocemos como el Parque Natural de
los Alcornocales, llegaron a Grazalema, siempre a través de la zona frondosa en
vegetación, para dirigirse a la localidad de Ronda, donde descansaron unas
jornadas. Solamente se habían desviado un poco para ir a Arcos, donde Harek
compró ropa para Halima. Antequera, Lucena, Motilla serían las localidades por
las que pasaron antes de llegar a Córdoba, la que en otros tiempos fue la
capital del califato en la península.
Montoro, Puertollano y Villa Real
fueron las localidades donde descansaron camino de Toledo. Hasta aquí había
sido un trayecto relativamente fácil, lo peor vendría después, una vez pasada
la sierra, allí solía soplar el viento más frío, ya, camino de Burgos.
Se gustaban desde el principio que se conocieron, pero ni
ella se le insinuó ni él quiso aprovecharse de su soledad, se enamoraron por el
camino, por aquellas praderas del sur, por aquellas mesetas del norte, bajo el
sol asfixiante del día y las brisas heladas de las noches, bajo el astro rey y
a la luz de las estrellas. En el campo y en los pueblos, en los campos de las
tierras dominadas por la Orden de Calatrava, como en los páramos de las
Bardulias.
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