Vistas de página en total

sábado, 2 de marzo de 2019


El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
CAPITULO II: La muerte de Halima
William Bohun, el conde de Northampton había dado permiso para que algunos de sus hombres, se dirigieran al sur para hacer acopio de víveres. En realidad, se trataba de saquear tierras francesas, a diario si fuera posible, donde quemaban sus granjas, robaban lo que podían de las cosechas y se llevaban sus animales, siempre que esto fuera viable. Aquellas columnas de hombres, los menos a caballo, eran, en territorio francés una autentica plaga, especialmente para aquellos que la sufrían, los campesinos.

No solamente se robaba todo aquello que, valía para ejército inglés, sino que todo aquello que no se podía transportar, se destruía, incluso se envenenaban los pozos, y como no, se incendiaban haciendas y molinos, o bien se procedía al destrozo indiscriminado de huertos, todo valía si se menoscababa la opción del enemigo y se acrecentaba la suya propia.

Las cabalgadas de los ingleses por toda Bretaña, a veces sobrepasaba sus límites, con cierto peligro, claro está, de encontrarse lejos de sus bases con franceses bien armados, tanto en dirección este como en dirección sur. Pero al final, siempre volvían a Bretaña, pues era, allí donde se sentían fuertes. Esta era la forma que, tenían de avituallar al ejército en Bretaña, tan lejos ahora de Inglaterra.

Aquello, no solamente asolaba la región, sino que para defenderla los franceses debían distraer tropas por amplias zonas de tu territorio, en menoscabo de su ejército.

De aquellos contingentes de más de mil soldados cada uno de ellos que se dedicaron a hacer este tipo de cosas por aquella región y alrededores, se iban desgajando grupos menores que hacían lo propio en un despliegue similar al de un abanico, para abarcar así más territorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario