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lunes, 28 de julio de 2014

Lilan Wakan
Libro III de la Leyenda de Jhuno
Capitulo XII AZTLAN
 Fue el Huey Tlahtoani Motecuhzoma Ilhuilcamina, quien más o menos en el año 1450 de nuestra era, intrigado por el lugar de origen de su pueblo, quiso enviar una expedición para conocerlo y comprobar si la madre de su dios patrono Huitzilopochtli todavía vivía en aquel lugar. Y aunque Motecuhzoma Ilhuilcamina tenía la intención de enviar una pequeña expedición militar al lugar, aconsejado por Tlacaelel, finalmente, envió únicamente una expedición de hechiceros y brujos. Pero antes de hacerlo, llamó a su historiador real y le preguntó qué sabía de ese lugar. El historiador le contestó según cuenta Diego Durán: «poderoso Señor: lo que yo, tu indigno siervo, sé de lo que me preguntas, es que nuestros padres moraron en aquel felice y dichoso lugar que llamaron Aztlan, que quiere decir blancura: en este lugar ay un gran cerro, en medio del agua, que llamauan Culhuacan, porque tiene la punta algo retuerta hacia abaxo, y á esta causa se llama Culhuacan, que quiere decir, “cerro tuerto”. En este cerro auia unas bocas ó cuevas y concauidades donde auitaron nuestros padres y aguelos por muchos años (...)».
Sacerdotes y hechiceros pensaron entonces que si realizaban el recorrido en sentido inverso al de la peregrinación relatada en los códices, arribarían sin problemas a Aztlán que, se decía, estaba en la región del color blanco, descrita metafóricamente como el «lugar de las garzas». El grupo tenía la misión de llevar valiosos presentes de plumería multicolor y ornamentos de oro y jade a los parientes que se habían quedado allá, y de invitarlos a irse a vivir a México-Tenochtitlan con las comodidades y holguras que ahora disfrutaban sus habitantes.

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