Lilan Wakan
Libro III de la Leyenda de Jhuno
Capitulo XII AZTLAN
Fue el Huey
Tlahtoani Motecuhzoma Ilhuilcamina,
quien más o menos en el año 1450 de nuestra era, intrigado por el lugar de origen
de su pueblo, quiso enviar una expedición para conocerlo y comprobar si la
madre de su dios patrono Huitzilopochtli todavía vivía en aquel lugar. Y
aunque Motecuhzoma Ilhuilcamina tenía la intención de enviar una pequeña
expedición militar al lugar, aconsejado por Tlacaelel, finalmente, envió únicamente una expedición de
hechiceros y brujos. Pero antes de hacerlo, llamó a su historiador real y le
preguntó qué sabía de ese lugar. El historiador le contestó según cuenta Diego
Durán: «poderoso Señor: lo que yo, tu indigno
siervo, sé de lo que me preguntas, es que nuestros padres moraron en aquel
felice y dichoso lugar que llamaron Aztlan, que quiere decir blancura: en este
lugar ay un gran cerro, en medio del agua, que llamauan Culhuacan, porque tiene
la punta algo retuerta hacia abaxo, y á esta causa se llama Culhuacan, que
quiere decir, “cerro tuerto”. En este cerro auia unas bocas ó cuevas y
concauidades donde auitaron nuestros padres y aguelos por muchos años (...)».
Sacerdotes y hechiceros pensaron
entonces que si realizaban el recorrido en sentido inverso al de la
peregrinación relatada en los códices, arribarían sin problemas
a Aztlán que, se decía, estaba en la región del color blanco, descrita
metafóricamente como el «lugar de las
garzas». El grupo tenía la misión de llevar valiosos presentes de plumería
multicolor y ornamentos de oro y jade a los parientes que se habían quedado
allá, y de invitarlos a irse a vivir a México-Tenochtitlan con las comodidades
y holguras que ahora disfrutaban sus habitantes.
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