Chinampas
Lilan Wakan, Libro III de la leyenda de Jhuno
CAPITULO XVI Tenochtitlán
Pero todo aquello era el principio de algo que iba a suceder, de
hecho, había comenzado a suceder, cuando Jhuno y Talutah llegaron al valle de México, un año después, y algunos
meses, de lo que se considera la fundación de la ciudad de Tenochtitlán, cuando corría el año
1326.
Por
aquel entonces la pareja que llegaba al valle pudo observar desde lo alto de
las colinas que lo rodeaban la gran cantidad de población existente en el
mismo, si se tenía en cuenta las ciudades visibles a distancia que se encontraba
él. El lago Texcoco rodeado de poblaciones representaba un espectáculo
maravilloso a los ojos de aquellos venidos de las praderas. Poblaciones que
albergaban a Olmecas, Toltecas, etc., pueblos que culturalmente conformarían a
la mexica, rodeaban aquel lago donde entre una de sus islas se estaba
construyendo la mayor obra de ingeniería que jamás hubiera podido ver Jhuno con
sus ojos.
Las grandiosas obras hidráulicas se estaban construyendo
para controlar inundaciones, como la Albarrada de Netzahualcoyotl y los diques
entre los lagos de Chalco-Xochimilco y de Xochimilco-México, que ingeniosamente
regulaban el flujo y reflujo de las aguas y el Acueducto de Chapultepec que
surtiría de agua potable la gran ciudad que también se estaba construyendo. La
red de canales y acequias que permitían un rápido transporte de personas y
mercancías.
Ese original sistema de cultivos, que constituida las chinampas, inventado por ellos y que aún
en la actualidad subsiste y produce las mejores flores y legumbres del país. No
cabe duda que a pesar de no conocer la existencia de la rueda para medios de
transporte, ni tampoco tener bestias de carga, la gran cultura mexica había
conjuntado un extraordinario complejo productivo, ingeniosamente apoyado por
las ciudades que desde tierra firme transportaban por rápida vía fluvial, sus
muy variados productos a la isla donde se encontraba Tenochtitlan.
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