WIYOHPEYATA WAZIYATA
Libro IV de la Leyenda de Jhuno
Capítulo V: Esperando a los salmones
Hacía semanas
que no la veía, y notaba su ausencia, especialmente por las noches. Él
desconocía que el espíritu de Talutah
le acompañaba noche y día, y si hubiera podido remar, lo hubiera ayudado en tal
menester. Pero los espíritus no pueden remar, no pueden coger cosas, sólo
pueden reconfortar, y en estos momentos espíritu
de Talutah no podía ni hacer eso siquiera. Pero se lo había prometido, le
había prometido que volvería a estar con ella, en el noroeste, y debía de
cumplir su promesa.
Cuando Jhuno se
acercó a un río, con su canoa, en el interior de un fiordo en la península de
Kenai, justo el punto último antes de ir a la isla Nuka, donde se encontraría
con Neurana, vio a un oso, que aguardaba
pacientemente en una cascada el paso de los salmones, con la intención de
pescar alguno, con un certero manotazo de una de sus garras. El agua casi
helada del torrente, no hacía que el oso desesperara en su cometido, que únicamente
se despistó, y aparto la mirada del agua, cuando Jhuno apareció, y el animal
vio que era una distancia tan corta, que le molestaba.
Jhuno sabía de
la peligrosidad de esos animales, y sabía que nada podía hacer con su arco, que
por otra parte, no llevaba encordado, y que soltó rápidamente, a la vez, que
llevaba su mano a «la espada negra».
Sospechaba que el oso, al ver invadida su zona de pesca, podría atacarle.

No hay comentarios:
Publicar un comentario