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viernes, 20 de marzo de 2015



WIYOHPEYATA WAZIYATA
Libro IV de la Leyenda de Jhuno
Capítulo XVII: La tierra donde había de morir
Cuando toco tierra Zaliv Kresta, Jhuno no pudo dejar de pensar, que independientemente del tiempo que transcurriera, ésta sería la tierra donde debía de morir. Así se lo había dicho su amada, estaría en la tierra de los antepasados de Neurana, le había dicho.
En ocasiones lo deseaba, deseaba reunirse con ella para siempre, en un sueño de amor eterno, y a veces lo deseaba desesperadamente, aunque visiblemente no diera nunca muestras de ello. Si sabía que en esta tierra iba a morir, aunque no sabía el cuándo, sólo tenía una referencia, sería después de que viera a los jinetes de la muerte, pues entonces seguiría adelante.
Jhuno no podía por menos de recordar aquella conversación:
«― ¿Cuándo será el final, lo sabes?
―Sí.
― ¿Cuándo?
―Sé el momento, sé por qué y sé la causa. No te lo puedo decir, tan sólo te diré que hasta que no te encuentres con los jinetes de la muerte, no has de temer nada».
También recordaba que le había dicho que cuando llegase a tierra, ella estaría allí, así que comenzó a mirar por todos lados, entre la banquisa, entre la tundra helada, y no la pudo ver, sencillamente no estaba, pero ella no le había defraudado nunca, así que opto por esperar, y se acomodó para descansar, y sí, su cuerpo descansó, pero no su mente, que nada más que su cuerpo se quedó plácidamente dormido, Jhuno apareció en los brazos de su amada.
―Pensé que no te vería, lo había dudado, ―le decía el albino a su amada Lilan Wakan―.
― ¿Cuándo te he fallado, para que dudes de mí?
―Tienes razón, nunca, perdóname, amada mía, ―decía Jhuno para acto seguido fundir su boca con la de Talutah en un largo beso de pasión―.

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