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sábado, 9 de enero de 2016


Candela, un "charro" en El Rocío
CAPÍTULO XVI: La gestión del mayoral
—Cuando Candela, junto con sus padres, regresaba a finales del verano, casi más bien al principio del otoño, puesto que lo hacían en los primeros días del mes de octubre, lo hicieron desde el principio, con una alegría desbordante, muy lejos de la tristeza que les llevo por primera vez a la dehesa, de la que entonces apenas sabían nada.

—Volvían contentos, el padre, porque no sólo había encontrado trabajo, sino que lo había encontrado en lo que más le gustaba, cuidador de caballos, aunque tuviera que realizar algunas faenas diarias, respecto de los cerramientos de la finca, cuya última finalidad era la cría de toros de lidia, y casi en exclusividad, a ello estaba dedicada. Pero a partir de su aparición en la finca, la cría de equinos, recobró una actividad inusitada con el tiempo, una actividad, donde Amador, gracias a sus conocimientos sobre caballos, estaba muy bien considerado.

—La madre, Estrella, que no había perdido ni un ápice de su belleza, y que aquellos años de madurez la daban, todavía si cabe, un puntito especial, que suelen conseguir las mujeres en la década de los cuarenta años, que la seguían haciendo envidiable por hombres y mujeres, allá por dónde fuera vista, aunque ella no fuera consciente de ello, especialmente cuando iba con Amador a Ciudad Rodrigo, donde más de una mujer, en lo que se denomina envidia sana, había comparado la belleza de Estrella, con la de aquella mujer legendaria en la ciudad, La Coronada.

—Por su parte Candela, había sido feliz desde el primer verano que había pasado en la dehesa, no sólo había encontrado a un amigo con el que jugar, hablar, distraerse y crecer, sino que en la misma persona había encontrado el amor de su vida. Se lo dijo ya en el primer día que se conocieron, cuando tenía apenas tres años de edad, y todavía no pronunciaba bien las palabras. Estaba convencida, de que se casaría con Diego. Lo curioso, es que había dicho que iría a buscarla al sur, para casarse con ella, y nunca dijo nada de cómo había llegado a esa conclusión.

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