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domingo, 19 de junio de 2016



Herrero japonés haciendo espadas
La sombra del shōgun
Libro V de la Leyenda de Jhuno
CAPÍTULO IX: Las espadas de la vida
Fue durante el Periodo Heian, al que nos hemos referido con anterioridad, cuando se va introduciendo en las islas de Japón, los elevados conceptos filosóficos y estéticos, derivados de taoísmo o del confucionismo, o quizás y seguramente, más acertado, de ambas religiones, que hacen que el arte de la espada adquiera una, al principio extraña, dimensión espiritual, a la vez que llegaban con esos conceptos métodos más avanzados, practicas mágicas y alquimia interior.
Como hemos mencionado, en el final de dicho periodo, se va constituyendo una clase guerrera, la de los samurais que, si primeramente eran entrenados para la guerra a caballo, por lo que siguen ese código de caballería el bushido, conocido como «el camino del guerrero», posterior y paulatinamente cambian esa forma de guerrear, por la de infantería. Su entrenamiento incluía muchas disciplinas, como la poesía, la caligrafía, la pintura, la cha-no-yu o «ceremonia del » y otras ramas de la filosofía, la religión y las artes, pero de entre todas ellas destacaba una el bu-jutsu (estudio de las artes marciales), y de entre éstas, la práctica con la espada, con todas sus variantes.
Fue durante los siguientes periodos, Kamakura y Muromachi, especialmente en el primero de ellos, cuando el arte de la espada adquirió un apogeo excepcional, asociado al espíritu Zen. Ese arte de destreza con las espadas, fue venerado como símbolo de impermanencia, de rectitud, de quietud mental, de estoicismo y de espíritu de sacrificio. Por supuesto que también era emblema de la valentía y de la honestidad idealizada que se suponía debían poseer los samurais. La espada se utilizaba para la defensa de la vida, de la paz, de la libertad y de la justicia, con lo que se convirtió en parte del guerrero, en una extensión de su cuerpo y de su alma, el alma del guerrero. La frase de «vivir y morir por la espada», reflejaría fielmente, la simbiosis del samurai con su espada y de ésta con el guerrero que la usa.
En la vida de un samurai hay momentos concretos muy relevantes, uno de ellos es cuando el quinto día, del quinto mes, del quinto año de la vida del todavía joven, se le somete a un rito ancestral, donde ceremoniosamente se le hace entrega de un mimori-katana, que no era más que una pequeña espada fetiche. Ya, no sería hasta la adolescencia, cuando se realizará el ritual del Genpuku. Ritual histórico japonés, o ceremonia de mayoría de edad que se remonta a los siglos VII y VIII. En el acto también se conoce como Kakan, Uikōburi, Kanrei, Shufuku y Hatsu-motoyui.

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