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miércoles, 27 de julio de 2016

La sombra del shōgun
Libro V de la Leyenda de Jhuno
CAPÍTULO XV: Duelo entre Hayato y Jhuno
Cuando el representante del shōgun en aquella isla del norte, Hokkaidō el jitō dueño y señor de aquel shōen, que constituía la isla entera, territorio exterior del imperio de aquella época, comenzó a leer el mensaje que le habían entregado la tarde noche anterior, la de su llegada al shiro (castillo de montaña), cuando Hayato, junto con Jhuno y sus dos compañeros samurais Kiyoshi y Yusei, a aquel lugar aciago donde tiempo atrás habían perdido la compañía de su otro compañero Asahi, todos ellos permanecían en la posición seiza, como mandaba el protocolo, pero también en señal de respeto al que fuera su señor.
Lenta y pausadamente libero el mensaje que estaba lacrado con el sello del shōgun, un dibujo de su kamon en cera roja que lacraba el mensaje, el cual no podía ser abierto sin romper dicho sello. Cuando lo hubo hecho se dispuso a leerlo en voz alta, pero antes lo hizo rápidamente para sí mismo. Comprendió que era una orden del shōgun, una orden que le obligaba también al mismo:
«Yo Morikuni Shinnō, Shōgun del Imperio, ordeno por el presente, que el denominado Hayato, se enfrente en duelo a muerte con el extranjero que le acompaña. Si sobrevive Hayato, será convenientemente recompensado, si sobrevive el extranjero, ha de abandonar las tierras de Hokkaidō por el mismo lugar en donde apareció. Si alguno de los dos declinase llevar a cabo mi orden, se les permitirá hacer lo necesario para restituir su honor perdido».
Cuando Hayato y sus compañeros escucharon la orden del shōgun, quedaron petrificados, mientras que Jhuno, no había acertado a comprender bien el lenguaje del mensaje, pese a que se defendía, más o menos bien con el idioma, el jitō lo había leído de corrido; tanta rapidez había hecho que el albino se perdiera en el contexto.
A Hayato se le agolparon de repente todos los pensamientos y conversaciones que había tenido con Jhuno, respecto de aquel y de su espada, aquella «espada negra» con la que tan seguro estaba de matar a cualquier enemigo con el que luchara su amigo extranjero. Pero también le vino a la mente él porque de tal medida por parte del shōgun. Sabía que detrás de aquella orden del shōgun estaba el resentimiento del shikken, el regente del shōgun, Hōjō Takatoki, «la sombra del shōgun», quien mandaba de verdad en Japón, por haber sustraído de su destino la cierta muerte que le esperaba al maestro herrero Masamune, el hacedor del daishō que portaba, «las espadas de la vida» que sabía habían sido encargadas por el shikken.

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