Asedio del castillo de Akasaka en 1333, de Peter Dennis
La sombra del shōgun
Libro V de la Leyenda de Jhuno
CAPÍTULO XVIII: Guerra Genkō
Desde que abandonara Jhuno las tierras de Japón, en estas
tierras donde dejó a su amigo Hayato, y a sus dos compañeros Kiyoshi y Yusei, con los que nunca más volvería a coincidir, aunque no
llegara a saberlo nunca el albino, sucedieron cosas que cambiarían de un modo
significativo la vida en aquel imperio, hechos que afectaría a las personas que
Jhuno había conocido, y que, por una u otra causa, morirían.
Ciertamente desde los mismos inicios del siglo XIV, era más que
evidente que el sistema implantado por el shōgunato
de Kamakura, pese a que durante algún tiempo había sido eficaz, se estaba
erosionando por el mero paso del tiempo, con los cambios que se producían.
Podría decirse que, la supervivencia del shōgunato
dependía de la lealtad personal de un grupo de guerreros originarios de la
región de Kantō y unidos entre sí por viejos vínculos (clanes) y la
participación en las Guerras Genpei.
Con el tiempo, fue desapareciendo este sentido de lealtad personal entre los
descendientes de los primeros aliados y vasallos de Minamoto no Yoritomo. Para
estos miembros de la aristocracia guerrera, la lealtad iba dirigida antes a los
poderosos jefes locales de sus tierras de origen que, al lejano poder central
en Kamakura y al simbólico shōgun que
teóricamente se situaba a la cabeza de todo el sistema.
Desde que Minamoto Yoriie, pasó a
ser mayor de edad y, por tanto, heredó el liderato del clan y el puesto de shōgun, por lo que su madre y su abuelo,
Hōjō Tokimasa, el líder de los Hōjō, veían amenazado el poder que habían
ostentado desde la muerte de Yoritomo. Por ello, decidieron crear un cargo
nuevo dentro del bakufu, el de shikken,
regente del shōgun, en teoría un cargo
de confianza que debía asesorar al shōgun,
pero que en la práctica era quien realmente controlaba el gobierno; en resumen,
se trata de la versión en el bakufu
del regente del emperador en Kioto. Y, lógicamente, el primer shikken
fue precisamente Hōjō Tokimasa, el abuelo del shōgun. Pero Yoriie era mucho más cercano a la familia de su mujer,
y se dejaba aconsejar mucho más por su suegro, el líder del clan Hiki, que por
su propio abuelo y regente. Esto hizo que Tokimasa temiese, de nuevo, perder el
poder sobre el bakufu, por lo que
urdió una estratagema para acabar con la vida tanto del suegro de Yoriie como
con la de los principales miembros del clan Hiki e incluso con la del propio
hijo y heredero de Yoriie, de sólo cinco años, bisnieto del propio Tokimasa.
Tras estos trágicos hechos, en 1203, Yoriie abdicó, para ser posteriormente
acusado de conspirar contra los Hōjō y condenado a un arresto domiciliario. Un
año más tarde sería asesinado por miembros del mismo clan Hōjō, el clan
liderado su madre y su abuelo.
Con Yoriie fuera del camino de los Hōjō, el puesto de shōgun fue ocupado por su hermano
pequeño, Minamoto Sanetomo, quien no fue más que un títere en las manos de su
familia materna, dejando por completo el poder en manos del shikken, cargo que se convertiría en «la sombra
del shōgun». Durante el
resto del periodo este puesto sería siempre ocupado por un miembro del clan
Hōjō, en un principio coincidiendo con el líder del clan, pero, a partir de
mediados del siglo XIII estos dos cargos pasaron a ser independientes, tomando
realmente todas las decisiones en la sombra el jefe del clan, con lo que esta
tradición tan japonesa del poder ejercido de forma indirecta llegaba a su
máxima expresión.
En Kioto el poder supremo está, teóricamente, en manos del emperador
que, solía estar emparentado con el clan Fujiwara, por el lado materno; en la
práctica el poder real recaía en su regente o kanpaku, que era siempre
un miembro del mismo clan Fujiwara; esta influencia se veía un poco equilibrada
por la figura del emperador retirado o emperador enclaustrado, quien tras
abdicar ejercía un poder en la sombra como líder de la Familia Imperial. Por si
esto no fuese ya complicado, nos encontramos con que en Kamakura el shōgun es quien, en representación del
emperador, gobierna en todo el país; pero ya hemos visto que esto no es así,
puesto que el shikken, el regente del shōgun, siempre del clan Hōjō, es quien gobierna en realidad; y a
partir de cierto momento, es el líder del clan Hōjō el que toma las decisiones
en la sombra, en lugar del shikken. Todavía podemos complicarlo, si
cabe, un poco más: a partir de la muerte de Sanetomo, ningún otro Minamoto
ocuparía el cargo de shōgun
(seguramente es por esto por lo que este shōgunato
recibe el nombre de la ciudad de Kamakura y no de los Minamoto), desde ese
momento y hasta el final del periodo se haría habitual que el cargo, ya
completamente vacío de poder real, recayese en miembros del clan Fujiwara o en
príncipes de la familia imperial, en
un intento de legitimar la figura del shōgun.
La gradual erosión de la lealtad de la clase guerrera y el
recelo que provocaba el dominio del shōgunato
por el clan Hōjō fueron el caldo de cultivo para la caída del shōgunato de Kamakura.
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