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jueves, 7 de diciembre de 2017



LA TIERRA DONDE HAS DE MORIR
Libro VI de la Leyenda de Jhuno
Capítulo VI: Las órdenes militares
Dado su doble carácter de instituciones militares y religiosas, en lo territorial las órdenes desarrollan una doble organización separada para cada una de estas esferas, aunque a veces no totalmente desligadas.
En lo político-militar se dividían en «encomiendas mayores», existiendo una encomienda mayor por cada reino peninsular en el que estuviera presente la orden en cuestión. Al frente de ellas estaba el comendador mayor. Le seguían las encomiendas, que eran un conjunto de bienes, no siempre territoriales ni agrupados, pero que generalmente constituían demarcaciones territoriales. Las encomiendas eran administradas por un comendador. Las fortalezas que, por cualquier tipo de causa no estaban bajo el mando del comendador, tenían a su frente un alcaide nombrado por aquél.
En lo religioso se organizaban por conventos, existiendo un convento mayor que, constituía la sede de la orden. En el caso de la orden de Santiago estuvo radicado en Uclés, tras las desavenencias de la orden con el monarca leonés Fernando II. La orden de Alcántara lo tuvo en la villa cacereña que le dio nombre.
Los conventos no eran sólo lugares donde vivían los monjes profesos, sino que constituían prioratos, demarcaciones territoriales religiosas donde los respectivos priores con el tiempo tuvieron las mismas atribuciones que los obispados, resultando que las órdenes militares se sustrajeron al poder episcopal en extensos territorios.

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