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viernes, 29 de diciembre de 2017

Castillo de Tarifa

LA TIERRA DONDE HAS DE MORIR
Libro VI de la Leyenda de Jhuno
Capítulo XIV: El Sitio de Tarifa
En esta ocasión, los benimerines no venían con la intención de hacer una correría, como lo habían hecho en otras ocasiones anteriores, sino que ahora, se proponían una ocupación permanente del territorio, para lo que necesitaban una base de operaciones, una cabeza de puente, un sitio desde donde dar comienzo la invasión de la península ibérica: Tarifa.
Cuando los musulmanes desembarcaron, los cristianos pensaron que su ejército se iba a dirigir directamente a la ciudad de Sevilla, lo que facilitaría, un deseo del rey de Castilla, una batalla campal. Sin embargo, los espías castellanos pudieron averiguar, que entre las huestes moras desembarcadas había la presencia de, al menos, unos veinte ingenieros, por lo que no quedo ninguna duda, al respecto. La intención de Abu l-Hasan era sitiar la plaza de Tarifa. Este hecho, sería a la postre, uno de los mayores errores de los musulmanes que, conducirían a su derrota.
En este asunto, el sultán Abu l-Hasan se sentía fuerte y confiado. Sus sucesivas victorias en el norte de África, además del enorme ejército que tenía a sus órdenes y los problemas de diversa índole que aquejaban al reino de Castilla, pues también estaba informado por sus espías, le hacían pensar que el sitio y posterior conquista de Tarifa sería tarea fácil. Nadas más lejos de la realidad, pues los cristianos habían sido previsores, a este respecto y, tenían la plaza bien abastecida, tanto de vituallas, como de armamento. Pero, como si esto fuera poco, hay que hacer constar que, en el interior de la plaza, se encontraban lo vasallos más selectos del rey, acostumbrados a la guerra y dispuestos a defenderse con valentía. A ellos se unía un numeroso destacamento de ballesteros. En la alcaldía de la villa se encontraba Juan Alfonso de Benavides, que se había ofrecido para el cargo, en un momento en que a Alfonso XI le resultaba difícil encontrar algún caballero que tuviera la temeridad de ir a Tarifa. Benavides no era el noble de mayor rango que había entonces en Tarifa, pero todos lo aceptaron como jefe.
Durante el sitio que, comenzó el 23 de septiembre de 1340, Tarifa fue atacada por sus flancos norte y este, dada la imposibilidad de atacarla por el sur, al llegar la muralla hasta la misma orilla del mar. Tampoco el flanco oeste era lugar donde se pudiese atacar, pues toda esta zona es llana y por tanto sometida a los contraataques de los sitiados.
 

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