Castillo de Tarifa
LA TIERRA DONDE HAS DE MORIR
Libro VI de la Leyenda de Jhuno
Capítulo
XIV: El Sitio de Tarifa
En esta ocasión, los benimerines no venían con la intención de
hacer una correría, como lo habían hecho en otras ocasiones anteriores, sino
que ahora, se proponían una ocupación permanente del territorio, para lo que
necesitaban una base de operaciones, una cabeza de puente, un sitio desde donde
dar comienzo la invasión de la península ibérica: Tarifa.
Cuando los musulmanes desembarcaron, los cristianos pensaron que
su ejército se iba a dirigir directamente a la ciudad de Sevilla, lo que
facilitaría, un deseo del rey de Castilla, una batalla campal. Sin embargo, los
espías castellanos pudieron averiguar, que entre las huestes moras
desembarcadas había la presencia de, al menos, unos veinte ingenieros, por lo
que no quedo ninguna duda, al respecto. La intención de Abu l-Hasan era sitiar
la plaza de Tarifa. Este hecho, sería a la postre, uno de los mayores errores
de los musulmanes que, conducirían a su derrota.
En este asunto, el sultán Abu l-Hasan se sentía fuerte y
confiado. Sus sucesivas victorias en el norte de África, además del enorme ejército
que tenía a sus órdenes y los problemas de diversa índole que aquejaban al
reino de Castilla, pues también estaba informado por sus espías, le hacían
pensar que el sitio y posterior conquista de Tarifa sería tarea fácil. Nadas
más lejos de la realidad, pues los cristianos habían sido previsores, a este
respecto y, tenían la plaza bien abastecida, tanto de vituallas, como de
armamento. Pero, como si esto fuera poco, hay que hacer constar que, en el
interior de la plaza, se encontraban lo vasallos más selectos del rey,
acostumbrados a la guerra y dispuestos a defenderse con valentía. A ellos se
unía un numeroso destacamento de ballesteros. En la alcaldía de la villa se
encontraba Juan Alfonso de Benavides, que se había ofrecido para el cargo, en
un momento en que a Alfonso XI le resultaba difícil encontrar algún caballero
que tuviera la temeridad de ir a Tarifa. Benavides no era el noble de mayor
rango que había entonces en Tarifa, pero todos lo aceptaron como jefe.
Durante el sitio que, comenzó el 23 de septiembre de 1340,
Tarifa fue atacada por sus flancos norte y este, dada la imposibilidad de
atacarla por el sur, al llegar la muralla hasta la misma orilla del mar.
Tampoco el flanco oeste era lugar donde se pudiese atacar, pues toda esta zona
es llana y por tanto sometida a los contraataques de los sitiados.

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