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viernes, 29 de diciembre de 2017

Vista aérea de Tarifa

LA TIERRA DONDE HAS DE MORIR
Libro VI de la Leyenda de Jhuno
Capítulo XII: Guerra naval en el estrecho
Mientras el ejército del rey de Castilla se iba concentrando en Sevilla, donde iban llegando las mesnadas, milicias concejiles de diversas localidades del reino, caballería pesada de los freires de las órdenes militares, el resto de las huestes y un largo etc. de gente armada, las hostilidades se habían iniciado en el mar, en la zona del estrecho de Gibraltar.
Para situarnos en la denominada «Campaña del Estrecho», con la que culminaría el dominio marítimo del Mediterráneo occidental por parte de los reinos cristianos, debemos analizar ciertos aspectos. En primer lugar, habría una apertura de la navegación este-oeste, a través del estrecho de Gibraltar, por las armadas cristianas de los reinos occidentales, proceso en los que participarían notablemente Génova, Pisa y el reino de Aragón, que perseguían el control de los tráficos comerciales procedentes de África, como era el comercio del oro, esclavos y marfil, principalmente. En segundo lugar, no menos importante, al menos para el reino de Castilla, implicaba el control del estrecho, como medio para evitar nuevas invasiones de los imperios islámicos del Magreb, en ayuda del reino de Granada.
Los reinos protagonistas de esta campaña, desde luego que, tenían intereses muy diversos, tanto del lado musulmán como del cristiano. El reino nazarí de Granada aspiraba a consolidar su poder y territorio, contra las acometidas, cada vez, más frecuentes y profundas del reino de Castilla. Los benimerines tenían como principal objetivo el control del estrecho y los tráficos mercantiles en la zona, con el objeto de consolidar su hegemonía en el Mediterráneo occidental y en la misma zona del islam. Entre los cristianos, el reino de Castilla tenía una visión político-militar del conflicto, con el fin de crear una frontera estable y ventajosa, para con el reino de Granada, a la vez que completar la organización de Andalucía y Murcia, pero sin olvidar el fortalecimiento de la monarquía de Alfonso XI. Génova, la más importante de las repúblicas comerciales italianas, mantenía una posición ambivalente en la zona habiendo establecido alianzas con Granada o con Castilla en función de sus intereses mercantiles; aunque en los momentos cruciales siempre se mantuvo al lado del reino cristiano. Algo similar se podía decir de la Corona de Aragón, encabezada por Pedro IV el Ceremonioso, aunque jamás se puso al lado de los musulmanes contra Castilla, ya que su territorio era vulnerable a los ataques del islam. Por último, Portugal no tenía intereses entonces en la zona y su intervención en la «Campaña del Estrecho» estuvo motivada por la solidaridad cristiana y las relaciones familiares con Castilla, ya que el monarca portugués Alfonso IV era suegro de Alfonso XI. Por tanto, si bien los intereses eran diferentes, e incluso contrapuestos más allá de la solidaridad religiosa, era indudable que el componente naval de este conjunto de actores iba a jugar un papel decisivo en la campaña que se avecinaba. Pues era el control de una vía marítima, el estrecho de Gibraltar, la piedra angular sobre la que giraba el conflicto.

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