El triunfo de la muerte
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
CAPITULO XVII: Inglaterra
Cuando el rey de Inglaterra propuso
a Harek su cometido, lógicamente, el noruego lo aceptó con sumo gusto. Su
pasión era el arco largo, así que enseñar su manejo a otros siempre sería
reconfortante. El noruego hubiera querido saber todos los pormenores de su
nueva aventura, pero no iba a preguntarle esos datos al monarca pues supuso que
algún subordinado suyo, se los haría saber.
Ciertamente fue el conde el conde de Northampton quien le
facilitó tales pormenores. El lugar donde formar a esos futuros maestros
arqueros estaba situado en unos campos próximos a la pequeña aldea de
Thornhill, que estaba situada a medio camino entre Caerphilly y Cardiff, al norte de esta
última localidad.
—En ambas
poblaciones tienes castillos, te puedes alojar, en el que desees Harek—, le
comentaba el conde de Northampton.
—MI señor conde,
si no hay inconveniente alguno, prefiero alojarme en el castillo de Cardiff, pues el castillo de
Caerphilly me trae
malos recuerdos. Fue allí donde murió asesinado mi hermano Jhuno, hace ya mucho
tiempo.
—No se hable más,
la carta que firmará el rey y que os será entregada, es además de un
salvoconducto para todo el reino, una orden expresa de que os alojen en el
castillo que vos decidáis, y que desde la Torre
de Londres os faciliten todo el material que necesitéis para llevar a cabo
vuestro cometido
—Pues os lo
agradezco, señor.
—Solamente sigo
las instrucciones del rey— contestó el conde de Northampton—, muy gustosamente
Mes y medio después de aquella
conversación Harek había llegado a la ciudad de Cardiff, capital de Gales. Primeramente, había pasado en barco desde
Calais hasta Londres, y allí, desde que aprendió a montar a caballo eso le apetecía
mucho, compro un caballo, de buena planta, negro, por supuesto, y se
plácidamente montado en sus lomos, hasta aquella ciudad, que era la capital de
Gales, su destino. De la ciudad de Londres, salió dirección Wembley para
después, llegar a Northolt, donde paso la noche. La siguiente noche la pasó en
Fulmer, su dirección era la seguida normalmente para llegar a Oxford, donde se
alojó una semana después de haber salido de Londres.
Desde aquella localidad, por Burford
llego hasta Gloucester, un poco más al norte de donde terminaba el canal de
Bristol que metía el agua de mar hasta el interior de aquellas tierras. Por su
margen derecha, por las localidades de Lydney, Chepstow y Newport, llegó a
Cardiff, recreándose con las vistas mientras cabalgaba a su nuevo caballo. En
Gloucester hubo de cambiar las herraduras de su montura, así como darle un
descanso extra de dos noches, con sus buenas raciones de comida.
Nada más llegar a la ciudad, se
encaminó al castillo, que se encontraba en el corazón de la ciudad, siendo una
fortaleza del tiempo de los romanos, convertido en un impresionante castillo
normando que, en los siglos posteriores seria también un palacio gótico de
fantasía.
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