Sevilla, el Hospital de la
Sangre, o de las Cinco Llagas,
fue el epicentro de la batalla contra la peste
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
CAPITULO XVIII: Península Ibérica
Esta terrible epidemia llegó a la
Península Ibérica en la primera mitad del año 1348. Con diversas puertas de
entrada (la zona oriental de los Pirineos y los puertos de Levante, el estrecho
de Gibraltar), esta enfermedad atacó a pueblos y ciudades de toda la península
ibérica.
Desde Italia se propagó a Francia, al
puerto de Marsella, siendo desde aquel lugar donde penetraría de manera más
prematura en la Península Ibérica, a través de la isla de Mallorca que actuaba
en su papel de escala obligada por su situación geoestratégica.
En cuanto a su propagación, podemos
decir que hubo varias vías de penetración en la Península Ibérica. La primera,
y puede que la más importante, fue a través del contagio de los habitantes de
la isla de Mallorca, procediendo desde Marsella. Alrededor del mes de febrero
de 1348, tenemos las primeras noticias del contagio de esta ciudad. Desde aquí,
a través del comercio, la enfermedad se extendió al resto de la Península a
través de Tarragona, Valencia y Almería, en torno a mayo del mismo año. Otra vía de esparcimiento, partiendo de
Marsella, fueron las ciudades francesas del Mediterráneo, hacia el interior del
Rosellón. Estas fuerzas se dispersaron hacia el sur y pudieron llegar a
Barcelona, probablemente en barco, en el mes de febrero.
Los diferentes focos que se iban
extendiendo desde Tarragona, Valencia y Barcelona, fueron avanzando por el
interior de la Península. Es probable que desde Barcelona se propagara a Lérida
y desde ésta a Huesca, donde se manifiesta su presencia a finales de
septiembre. Seguidamente, a comienzos de octubre, durante la estancia de Pedro
IV en la ciudad de Zaragoza. Simultáneamente, la peste se habría propagado
desde mayo en Valencia hasta Teruel, víctima de sus estragos, al parecer, desde
fines de julio. Y desde el tercio sur turolense, siguieron las rutas
principales que llevaban al corazón de Castilla, hacia Madrid y Toledo, zonas
que fueron invadidas en algún momento de los primeros meses de 1349.
Las tierras
aragonesas fueron, según todos los indicios, la antesala de su desembarco en
Navarra. Aunque no hay datos muy precisos, textos posteriores indican la
llegada de la mortandad, hacia el mes de octubre de 1348. Las merindades de
Sangüesa o Pamplona se vieron fuertemente afectadas debido a las diversas
epidemias.
Un brote de peste producido
en Santiago, cuya causa sería una peregrinación cuyos miembros quedaron
contagiados de marzo a julio de 1348. Posteriormente, desde la ciudad
compostelana, se expandiría de norte a sur, hacia Portugal, llegando a la
ciudad fronteriza de Tuy. Otra vía de expansión se dirige hacia el este,
contagiando a Lugo, Asturias y León afectadas en octubre del mismo año. En ese
mismo mes, se expandiría por el Duero y conectando con el foco procedente del
reino de Aragón, durante la primavera del siguiente año, llegando entre junio y
julio a Toledo.
A principios de
1350 ya estaría instalada en tierras andaluzas. Desde el primer contagio en
Almería en mayo, parece ser que desapareció en febrero de 1349. Sin embargo, de
allí pasó por Granada y Málaga hasta llegar a Algeciras en Cádiz, donde se
conoce la última referencia que procede de los primeros meses de 1350. La Peste
Negra, a estas alturas, estaba presente en la zona próxima a Gibraltar,
cobrándose entre otras víctimas al propio rey de Castilla, Alfonso XI, quien
murió cuando luchaba en ese frente contra los musulmanes.
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