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lunes, 13 de mayo de 2019


Sevilla, el Hospital de la Sangre, o de las Cinco Llagas, fue el epicentro de la batalla contra la peste
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
CAPITULO XVIII: Península Ibérica
Esta terrible epidemia llegó a la Península Ibérica en la primera mitad del año 1348. Con diversas puertas de entrada (la zona oriental de los Pirineos y los puertos de Levante, el estrecho de Gibraltar), esta enfermedad atacó a pueblos y ciudades de toda la península ibérica.
Desde Italia se propagó a Francia, al puerto de Marsella, siendo desde aquel lugar donde penetraría de manera más prematura en la Península Ibérica, a través de la isla de Mallorca que actuaba en su papel de escala obligada por su situación geoestratégica.
En cuanto a su propagación, podemos decir que hubo varias vías de penetración en la Península Ibérica. La primera, y puede que la más importante, fue a través del contagio de los habitantes de la isla de Mallorca, procediendo desde Marsella. Alrededor del mes de febrero de 1348, tenemos las primeras noticias del contagio de esta ciudad. Desde aquí, a través del comercio, la enfermedad se extendió al resto de la Península a través de Tarragona, Valencia y Almería, en torno a mayo del mismo año.  Otra vía de esparcimiento, partiendo de Marsella, fueron las ciudades francesas del Mediterráneo, hacia el interior del Rosellón. Estas fuerzas se dispersaron hacia el sur y pudieron llegar a Barcelona, probablemente en barco, en el mes de febrero.
Los diferentes focos que se iban extendiendo desde Tarragona, Valencia y Barcelona, fueron avanzando por el interior de la Península. Es probable que desde Barcelona se propagara a Lérida y desde ésta a Huesca, donde se manifiesta su presencia a finales de septiembre. Seguidamente, a comienzos de octubre, durante la estancia de Pedro IV en la ciudad de Zaragoza. Simultáneamente, la peste se habría propagado desde mayo en Valencia hasta Teruel, víctima de sus estragos, al parecer, desde fines de julio. Y desde el tercio sur turolense, siguieron las rutas principales que llevaban al corazón de Castilla, hacia Madrid y Toledo, zonas que fueron invadidas en algún momento de los primeros meses de 1349.
Las tierras aragonesas fueron, según todos los indicios, la antesala de su desembarco en Navarra. Aunque no hay datos muy precisos, textos posteriores indican la llegada de la mortandad, hacia el mes de octubre de 1348. Las merindades de Sangüesa o Pamplona se vieron fuertemente afectadas debido a las diversas epidemias.
Un brote de peste producido en Santiago, cuya causa sería una peregrinación cuyos miembros quedaron contagiados de marzo a julio de 1348. Posteriormente, desde la ciudad compostelana, se expandiría de norte a sur, hacia Portugal, llegando a la ciudad fronteriza de Tuy. Otra vía de expansión se dirige hacia el este, contagiando a Lugo, Asturias y León afectadas en octubre del mismo año. En ese mismo mes, se expandiría por el Duero y conectando con el foco procedente del reino de Aragón, durante la primavera del siguiente año, llegando entre junio y julio a Toledo.
A principios de 1350 ya estaría instalada en tierras andaluzas. Desde el primer contagio en Almería en mayo, parece ser que desapareció en febrero de 1349. Sin embargo, de allí pasó por Granada y Málaga hasta llegar a Algeciras en Cádiz, donde se conoce la última referencia que procede de los primeros meses de 1350. La Peste Negra, a estas alturas, estaba presente en la zona próxima a Gibraltar, cobrándose entre otras víctimas al propio rey de Castilla, Alfonso XI, quien murió cuando luchaba en ese frente contra los musulmanes.

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