Muerte del
infante Don Fadrique Alfonso de Castilla
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
La muerte en 1350 de
Alfonso XI significó, en gran medida, una liberación para María de Portugal.
Durante muchos años, tanto la reina como su privado, Alburquerque, habían
esperado la desaparición del monarca o de su concubina para recuperar el papel
que les correspondían en la corte. Aunque su hijo Pedro tenía ya dieciséis años
al acceder al trono, su juventud iba a permitir a la reina madre y a su valido
controlar el poder y dar rienda suelta a sus ambiciones e, incluso, a su sed de
venganza. María aprovechó el nerviosismo y la desunión de la nobleza tras la
muerte de Alfonso XI para afianzar su propia posición política y la de
Alburquerque. Éste consiguió hacerse con el gobierno gracias al apoyo de la
reina madre desde fines de 1350.
Durante los siguientes
tres años, el partido de la reina desencadenó una brutal represión contra
algunos nobles levantiscos en Vizcaya, Burgos (Garcilaso de la Vega) y Aguilar
(Alfonso Fernández Coronel). Pero la primera víctima de este proceso de «depuración» emprendido por la reina
María fue su antigua rival, Leonor de Guzmán. Ésta se había refugiado en Medina
Sidonia tras la muerte de Alfonso XI y la desbandada de sus antiguos
partidarios. Alburquerque consiguió hacerla salir de su retiro dándole
garantías sobre su vida y su libertad. Leonor se reincorporó a la corte, pero
allí quedó convertida en prisionera de la reina madre. Tras una breve
reconciliación entre los nuevos dueños del poder y los antiguos colaboradores
de Alfonso XI, Leonor intentó recuperar parte de su influencia y asestó un
golpe de mano a María de Portugal, al casar, sin consentimiento de Pedro I, a
su hijo mayor, Enrique de Trastámara, con Juana Manuel, hija del infante Don
Juan Manuel. Ello significaba una amenaza para Pedro I, pues este matrimonio
reforzaba sustancialmente los derechos de Enrique y de su descendencia al trono
castellano. Por ello, Alburquerque, bajo la férula de la reina, hizo encerrar a
Leonor de Guzmán en Carmona bajo estrecha vigilancia. Es posible que, desde
fines de 1350, la reina albergara el propósito de acabar con la vida de Leonor,
tanto por saciar su antiguo resentimiento contra ella, como por evitar que se
convirtiera en cabeza de la oposición nobiliaria. En enero de 1351, la corte
salió de Sevilla para visitar las tierras de la Orden de Santiago, llevando
consigo a Leonor de Guzmán. Después de esta visita, Alburquerque ordenó que
Leonor fuera llevada prisionera a Talavera de la Reina, ciudad que pertenecía
en señorío a María de Portugal. Allí, poco después, Leonor fue asesinada,
probablemente por instigación directa de la reina madre, quien, sin embargo,
trataría posteriormente de llegar a una reconciliación con los hijos bastardos
de Alfonso XI.
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