Vistas de página en total

lunes, 13 de mayo de 2019

Muerte del infante Don Fadrique Alfonso de Castilla
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
La muerte en 1350 de Alfonso XI significó, en gran medida, una liberación para María de Portugal. Durante muchos años, tanto la reina como su privado, Alburquerque, habían esperado la desaparición del monarca o de su concubina para recuperar el papel que les correspondían en la corte. Aunque su hijo Pedro tenía ya dieciséis años al acceder al trono, su juventud iba a permitir a la reina madre y a su valido controlar el poder y dar rienda suelta a sus ambiciones e, incluso, a su sed de venganza. María aprovechó el nerviosismo y la desunión de la nobleza tras la muerte de Alfonso XI para afianzar su propia posición política y la de Alburquerque. Éste consiguió hacerse con el gobierno gracias al apoyo de la reina madre desde fines de 1350.
Durante los siguientes tres años, el partido de la reina desencadenó una brutal represión contra algunos nobles levantiscos en Vizcaya, Burgos (Garcilaso de la Vega) y Aguilar (Alfonso Fernández Coronel). Pero la primera víctima de este proceso de «depuración» emprendido por la reina María fue su antigua rival, Leonor de Guzmán. Ésta se había refugiado en Medina Sidonia tras la muerte de Alfonso XI y la desbandada de sus antiguos partidarios. Alburquerque consiguió hacerla salir de su retiro dándole garantías sobre su vida y su libertad. Leonor se reincorporó a la corte, pero allí quedó convertida en prisionera de la reina madre. Tras una breve reconciliación entre los nuevos dueños del poder y los antiguos colaboradores de Alfonso XI, Leonor intentó recuperar parte de su influencia y asestó un golpe de mano a María de Portugal, al casar, sin consentimiento de Pedro I, a su hijo mayor, Enrique de Trastámara, con Juana Manuel, hija del infante Don Juan Manuel. Ello significaba una amenaza para Pedro I, pues este matrimonio reforzaba sustancialmente los derechos de Enrique y de su descendencia al trono castellano. Por ello, Alburquerque, bajo la férula de la reina, hizo encerrar a Leonor de Guzmán en Carmona bajo estrecha vigilancia. Es posible que, desde fines de 1350, la reina albergara el propósito de acabar con la vida de Leonor, tanto por saciar su antiguo resentimiento contra ella, como por evitar que se convirtiera en cabeza de la oposición nobiliaria. En enero de 1351, la corte salió de Sevilla para visitar las tierras de la Orden de Santiago, llevando consigo a Leonor de Guzmán. Después de esta visita, Alburquerque ordenó que Leonor fuera llevada prisionera a Talavera de la Reina, ciudad que pertenecía en señorío a María de Portugal. Allí, poco después, Leonor fue asesinada, probablemente por instigación directa de la reina madre, quien, sin embargo, trataría posteriormente de llegar a una reconciliación con los hijos bastardos de Alfonso XI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario