Arqueros ingleses
El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno
CAPITULO IX: Los arqueros ingleses
El
ejército de inglés era excepcional en varios aspectos. En primer lugar, era un
conjunto disciplinado de profesionales bien y regularmente pagados (en
comparación con el ejército feudal francés, indisciplinado y con contingentes
de caballeros que despreciaban a todos los demás). El rey de Inglaterra tenía
algo todavía mejor que era algo sorprendente en su ejército. Se trataba del arco
largo que, fue inventado por los galeses. Medía más de un metro ochenta y
arrojaba flechas de noventa centímetros, con puntas de flecha que podían
atravesar las mallas y corazas de los caballeros.
Un arquero
hábil podía arrojar una flecha con precisión a lo largo de 230 metros, y hasta
llegar a los 320 metros. Su alcance era el doble del de una ballesta media,
pero lo más importante era la velocidad con que podía ser montado. Mientras el
ballestero montaba su arma, el arquero de arco largo, sacando las flechas del
carcaj que llevaba en sus espaldas, podía arrojar 5 ó 6 flechas. Si se enfrentaban números iguales de arqueros
de arco largo y ballesteros, éstos eran acribillados, si estaban al alcance de
los primeros.
El arco
largo fue lo más semejante a un arma de fuego anterior a la pólvora que se haya
conocido. El arco largo, por supuesto, era un arma de largo alcance, y si el
enemigo podía arreglárselas para acercarse mucho, aquél no sería tan útil como
la pica. Pero acercarse mucho a miles de entrenados arqueros de arco largo era
algo mucho más fácil de decir que de hacer.
Los
ingleses habían tomado el arco largo durante la campaña en Gales de Eduardo I,
y habían perfeccionado su uso en la lucha contra los escoceses, cuando les
permitió ganar varias batallas en una escala enormemente desigual.
También
había sido usado en la batalla de Sluys y en una o dos escaramuzas menores,
como en el vado de Blanchetaque. Pero no sería hasta dos días más tarde, donde
los franceses (y los europeos occidentales, en general) llegarían a conocer
bien sus virtudes. Sin embargo, nunca fue aceptado en el Continente.
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