Vistas de página en total

lunes, 13 de mayo de 2019


Paveses de los utilizados por los ballesteros para su defensa

El cuarto jinete
Libro VII de La Leyenda de Jhuno

Capitulo X: La ballesta

La necesidad fue la que creó esta arma y es que la guerra exigía un arco más potente, capaz de perforar las cada vez mejores protecciones metálicas de los caballeros. Las soluciones pasaban por el arco compuesto o el arco largo pero las dificultades técnicas de construcción del primero y los diez o quince años necesarios para entrenar a un arquero competente para el segundo, favorecieron la búsqueda de una alternativa. Así, la solución fue la ballesta.
Aparece aproximadamente en el siglo X, en la guerra de asedio en el norte de Francia y rápidamente se extendió por Europa. Tal vez los normandos ya la empleaban en 1066, asombrando a los bizantinos en 1096 que desconocía por completo esta arma.
Según parece, serían los árabes los que introdujeron la ballesta en la península ibérica, allá por el siglo XI, alcanzando rápidamente una gran difusión. Como todo el mundo sabe, se trata de un armazón de madera sobre el que se montaba una pala igualmente de madera, de acero o una combinación madera y acero. La cuerda se solía fabricar con fibras vegetales o tendones de animales en función de la potencia de la pala o verga, la cual a veces se forraba de cuero, sobre todo cuando se trataba de palas compuestas.
Las primeras ballestas medievales eran artefactos muy primitivos. Se tensaban apoyando el arco, de tipo simple, en el suelo y sujetándolo con los pies, al tiempo que, con las dos manos, se tiraba de la cuerda hasta sujetarla en la muesca de un primitivo disparador en forma de palanca que empujaba la cuerda, liberándola. Ya en la segunda mitad del siglo XII, las ballestas eran lo suficientemente potentes como para que se pudieran tensar con la mano, con lo que se tuvo que introducir el estribo, una pieza sujeta a la cureña en el que se introducía el pie para sujetar el arco. Enseguida aparecieron sistemas mecánicos para tensar la cuerda basados en el principio del torno.
Por otra parte, la ballesta era considerada un artefacto para cobardes. El desprecio de la aristocracia por el arma propulsada a distancia llega hasta el Renacimiento y aunque la Iglesia y el Imperio trataron de prohibir su empleo, su potencia y su fácil manejo hicieron que se propagase por toda Europa en los siglos XIII y XIV.
De esta manera, hay que señalar que la ballesta fue utilizada normalmente por mercenarios, a menudo de origen italiano, de donde procedía la madera de tejo que se consideraba la más apropiadas para la construcción de los arcos, si bien se señalan hasta cinco tipos de madera para su finalización.
Otra de las ventajas de la ballesta la encontramos en sus proyectiles, ya que empleaba dardos (virotes, cuadrillos) más cortos, de cabeza piramidal maciza que eran más baratos y perforantes. El dardo de verga metálica podía atravesar corazas inaccesibles para un arquero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario